La primera vez de casi todo, suele ser un momento que nos provoca nerviosismo, entre otras cosas por el desconocimiento a lo que nos vamos a enfrentar. Seguro que muchas veces has oído hablar de las entrevistas de trabajo, en qué consisten, qué debes de llevar contigo, cómo te observa el seleccionador…, sin embargo, el ratillo de incertidumbre y los nervios en el estómago no te los va a quitar nadie, por mucho que te hayan contado.
Que te llamen para ir a una entrevista de trabajo es buena señal, ya que, al menos, has pasado la primera fase de selección, que es la de la criba de currículums, así que ya cuentas con un punto a favor 😉 Ahora te toca preparar algunos puntos, antes de acudir a la entrevista. Ya verás como te van a parecer muy básicos y de lógica, pero, a diario hay reclutadores que tiran a la papelera más de un currículum porque el candidato no lo ha tenido en cuenta.
- Infórmate de la empresa a la que acudes. Es importante que, además de saber a qué se dedica, conozcas cosas sobre la empresa en la que puedes empezar a trabajar. Una pregunta bastante habitual que suelen realizar los reclutadores es ¿por qué quieres trabajar en esta empresa? Por lo tanto, debes informarte de cuál es su mercado, su filosofía, la imagen que proyectan, etc.
También es posible que, al finalizar, los reclutadores te pregunten si te gustaría realizarles alguna pregunta; es el momento en el que puedes realizar preguntas pertinentes sobre la empresa y que vean que muestras interés.
Este tipo de información la puedes encontrar en su web, en las publicaciones que hacen en sus redes sociales, en las noticias publicadas sobre ellos en los medios y, si tienes la suerte de conocer a alguien que trabaja allí, por los comentarios del personal.
- Debes de tener claros cuáles son los requisitos que el puesto de trabajo requiere. No te puedes presentar a una entrevista para cubrir una vacante sin saber cuál es esa vacante y qué requisitos son necesarios.
- ¿Qué documentos debo llevar? Normalmente cuando te llamen para la entrevista ya habrán visto tu currículum vitae, pero es posible que alguien te haya recomendado o que sea una entrevista sin hacer selección previa del candidato, así que te conviene llevar el CV (acuérdate de incluir en él tu objetivo profesional) y los documentos acreditativos y referencias, si las tienes.
- Cuida tu imagen. No se trata de que vayas de punta en blanco, pero sí asead@, con ropa no llamativa, sin complementos exagerados… La primera imagen es la que permanece.
Puede sonar muy antiguo, pero hay bastantes sectores en los que la imagen es esencial y, aunque los vaqueros rotos te queden estupendos y estés a la última moda, no es recomendable que vayas con ellos a esa entrevista que te van a realizar en un bufete de abogados. Lo mismo que tampoco es aconsejable que vayas con el traje de chaqueta si te presentas a una oferta de profesor de natación en un gimnasio.
Por cierto, mascar chicle, aunque te relaje los nervios, tampoco da buena imagen.
- Sé puntual. En cualquier ambiente, la impuntualidad es una falta de educación hacia la otra persona. Si hay un motivo importante que te impide llegar a la hora, avisa lo antes que puedas. Llegar tarde porque has perdido el metro o un autobús, no es excusa.
- Escucha al entrevistador. Oír no es lo mismo que escuchar. Concéntrate en la conversación y escucha lo que te dice o te pregunta. Seguro que vas a responder a lo que te preguntan (no a lo que crees que te han preguntado) y, además, sacarás información de los datos que te den.
- No te confíes con el entrevistador. Puede que el reclutador te trate con mucha amabilidad o como “amigos” para que te relajes y cuentes las cosas sin preocuparte en lo que estás diciendo. O puede que te trate con cierta agresividad para ver cómo respondes ante situaciones difíciles.
Por cierto, tanto si lo hace en un sentido o en otro, cuida tu lenguaje verbal y corporal.
Ten una posición de interés hacia la persona con la que hablas. No te recuestes en la silla, ni estés moviendo las piernas continuamente. Muestra una postura abierta, confiable, serena.
Las preguntas que no debes realizar
Hay una serie de preguntas que no debes de realizar, por lo menos a bocajarro. Éstas son sobre el sueldo y las vacaciones. Si de la respuesta depende que aceptes o no el puesto, puedes formularlas más adelante.
Lo normal es que, si el entrevistador quiere que conozcas el salario, te lo diga durante la entrevista. Si no lo hace, no es prudente que lo hagas de forma directa. Espera a pasar a la siguiente fase de selección.
Otra pregunta que no debemos realizar en ese momento es sobre la duración del contrato (podemos salir de dudas de manera más “suave” preguntando “Si no le he entendido mal, este puesto de trabajo puede ser estable en la empresa, ¿no es así?”).
Tampoco refleja interés por tu parte si preguntas por las vacaciones antes de saber si te van a contratar o no.
Y si te dicen que formules las dudas que tengas…
Entonces es el momento de que dejes ver lo importante que es para ti trabajar en esa empresa. Puedes preguntar, por ejemplo, “Si consigo el trabajo, ¿qué responsabilidades diarias deberé asumir?”.
Hay una pregunta a la que posiblemente no te contesten, pero ¿y si sí? “¿Cree que cumplo con los requisitos que la empresa está buscando para este puesto?”. Si te dicen que sí, que los cumples, puedes confirmarles que te vas a esforzar por realizar bien tu trabajo; y si te dicen que no, que te falta algún atributo, puedes intentar convencerles de que tienes otra serie de habilidades y facilidad para aprender, con lo intentarás paliar el problema.
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